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segunda-feira, 31 de agosto de 2009

Manifesto de Colombianos/as por la paz a UNASUR‏

Bogotá DC., agosto 27 de 2009

Señoras y señores

Presidentes

Unión Suramericana de Naciones UNASUR

E. S. M

Respetados Señores y Señoras Presidentes de UNASUR:

Colombianas y Colombianos por la Paz, expresión ética de sectores de la sociedad colombiana que aboga por la terminación del conflicto armado interno, su humanización y el diálogo para las salidas a problemas estructurales, les presenta su atento y cordial salud.

Los acuerdos de cooperación militar entre Colombia y Estados Unidos afectan la seguridad de la región. La voz de los mandatarios de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador y Venezuela se ha levantado para alertar y disentir de las negociaciones militares de los dos países. Sin embargo, en rueda de prensa ofrecida en la visita del canciller colombiano, Jaime Bermúdez, la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, señaló que “Este acuerdo no les incumbe a otros países, es sobre cooperación militar entre Estados Unidos y Colombia, dentro de Colombia”, y apremió a los países vecinos de Colombia a apoyar y contribuir de manera propositiva.

Más allá de las declaraciones de los altos funcionarios de Estados Unidos y las palabras del presidente Uribe y su canciller, es preciso poner atención a exposiciones provenientes de medios militares norteamericanos. Antes de que los acuerdos tomaran alguna forma, en abril de este año, se conoció un informe elaborado por el Comando Aéreo para la Movilidad de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (AMC). En él examinaban las posibilidades de la base colombiana de Palanquero para los intereses militares de su país y se mencionaban consideraciones, como la siguiente: “Recientemente el Comando Sur se ha comenzado a interesar en establecer un punto para ejecutar operaciones de movilidad (…) El Comando Sur ha identificado Palanquero, Colombia, como una localidad de cooperación en seguridad”. Se precisaba, además, que el objetivo no era únicamente la persecución al narcotráfico: “Incluir a Suramérica en la estrategia de ruta global logra dos objetivos: ayuda a materializar nuestra estrategia de compromiso en la región y asiste con la movilidad en la ruta hacia África”.

La posición de varios países del continente en torno a la relación militar entre Estados Unidos y Colombia no resulta entonces sorprendente. Con ocasión de la Cumbre de Países Suramericanos, el 31 de agosto de 2000, los gobiernos de Perú, Brasil, Ecuador y Venezuela expresaron en aquel entonces su preocupación por la firma del Plan Colombia. Si se tiene en cuenta que el primer año del presente milenio se diferenciaba de la configuración geopolítica actual, se convendrá que ha existido en la región preocupación de los Estados por un tema que trasciende los cambios en los regímenes políticos.

Más allá de esa información, que permite entender que el acuerdo proyectado tiene dimensiones que desbordan el alcance bilateral que se declara, es importante tener en cuenta que en el mundo contemporáneo el desarrollo científico y técnico ha modificado de manera significativa las actividades de carácter militar. Aunque se proclame que su alcance no trascenderá determinadas fronteras, como serían las de Colombia, es indudable que esas acciones pueden sobrepasar esos límites de forma incontrolada, lesionando la soberanía territorial de otros países que no participan en el Acuerdo de cooperación militar.

Nadie puede garantizar que se utilicen de manera oculta los novedosos instrumentos militares para fines diferentes a los que se definan de manera formal. Ni tampoco basta que ondee la bandera nacional o que se diga que las operaciones serán previamente autorizadas por las fuerzas colombianas. Por su desequilibrio en el conocimiento y operación de los elementos técnicos disponibles, en el país no habrá capacidad de ejercer control.

Desde otra perspectiva, se debe tener en cuenta que el conflicto armado interno en el país tiene características tales que sus consecuencias afectan los países vecinos, como lo reconoce el gobierno nacional. A título ilustrativo, basta mencionar los episodios que han tenido como protagonistas a las fuerzas insurgentes o a las mafias paramilitares en los territorios de Venezuela y Ecuador, imponiéndoles a los gobiernos de estos países onerosas cargas por un conflicto que no es el suyo. Además, esas fuerzas irregulares han llegado a violar la soberanía territorial. De igual manera, el conflicto ha provocado fenómenos migratorios y desarticulación de las relaciones económicas fronterizas, que afectan de manera sensible la organización social de la población de las fronteras.

En estas circunstancias, no es posible explicar y justificar la cooperación militar de Estados Unidos con el gobierno colombiano como un asunto sólo bilateral, que responde en forma exclusiva a la voluntad soberana de los dos gobiernos. No está sólo en juego el interés nacional colombiano, como se destaca para alentar nacionalismos, sino el de toda la región y, en especial, el de los países limítrofes.

Este problema debe ser, por consiguiente, materia de debate, de negociación y acuerdo entre los afectados por el conflicto, para examinar, como lo viene impulsando 'Colombianas y colombianos por la Paz', dentro de una alternativa humanitaria que abra el camino a una superación del conflicto interno colombiano. Los recursos que exige la guerra podrían tener una destinación diferente, en la dirección del cambio de las situaciones socioeconómicas injustas que representan, en última instancia, las raíces de este prolongado, complejo y difícil conflicto que padece la sociedad colombiana.

En Colombianas y Colombianos por la Paz luchamos por el Intercambio Humanitario e inscribimos nuestros esfuerzos en el horizonte de una superación política del conflicto interno. Condenamos los actos de terror independientemente de los agentes que los propicien sean estos los organismos del Estado o las formaciones de la insurgencia. Rechazamos la pretensión de buscar cambios de la sociedad y del Estado por el camino de la acción armada pero al tiempo auspiciamos iniciativas que desde la sociedad civil conviertan a la Insurgencia en referencia de interlocución y no únicamente la destaquen como objeto de estigmatización y diatriba.

Estamos persuadidos de que la prolongación de la guerra interna en Colombia no sólo descompondrá de manera creciente a los actores directos del conflicto sino que profundizará el envilecimiento moral y político de la vida colectiva.

Nos preocupa que decisiones de algunos gobiernos afecten el empleo de emigrantes nacionales. Aparte de castigar a quienes nada tienen que ver con las actuaciones oficiales, se ofrece una ocasión propicia para que se emprendan inconvenientes campañas nacionalistas, con el ánimo de fortalecer las encuestas de opinión.

Apelamos, por lo tanto, a UNASUR, y en particular a cada uno de los mandatarios nacionales, a reflexionar sobre la situación colombiana, para impedir la posibilidad de que se profundice el conflicto. Este riesgo se derivaría del acuerdo de cooperación proyectado, puesto que traería consecuencias lesivas para la región y los países limítrofes, comprometiendo las soberanías nacionales. Nuestros pueblos tienen el derecho a vivir en paz, bajo condiciones de convivencia dignas y justas.

Se debe fortalecer el diálogo político para evitar la prolongación y profundizar el conflicto mediante el exterminio como única perspectiva, sino de encontrar senderos novedosos para construir la paz. Clamamos por soluciones que eviten un clima de tensión y armamentismo. Se debe buscar una verdadera cooperación con alternativas pacíficas de superación del conflicto armado colombiano. En este sentido, apreciamos que, como lo ha sugerido el Presidente Lula Da Silva, un diálogo constructivo entre UNASUR con el presidente Obama resultaría altamente conveniente.

Confiamos, Señores y Señoras Presidentes de UNASUR, que nuestra voz tenga audiencia en esta prometedora organización de la comunidad de naciones suramericanas.

Con nuestro mayor respeto, Colombianas y Colombianos por la Paz

Piedad Córdoba Ruíz, Medófilo Medina, Alpher Rojas Carvajal, Olga Amparo Sánchez, Iván Cepeda Castro, Gloria Cuartas, Lisandro Duque Naranjo, Gloria Inés Ramírez, William Ospina, Víctor Manuel Moncayo, Jorge Enrique Botero, Alberto Cienfuegos, Francisco Caraballo, Danilo Rueda, Marck Chernik, Ricardo García Duarte, Alfredo Molano B, Luís Fernando Medina, Daniel Samper Pizano, Andrés Felipe Villamizar, Leopoldo Múnera Ruíz, María Teresa Arizabaleta, Ricardo Sánchez A, Álvaro Camacho Guisado, Fabio Morón Díaz, Marleny Orjuela Manjarres, Consuelo González de Perdomo, Alfredo Beltrán Sierra, Gabriel Misas Arango, Lilia Solano, Gustavo Gallón Giraldo, Luís Eladio Pérez, Libardo Sarmiento Anzola, Oscar Tulio Lizcano, Carlos Miguel Ortiz, Claudia Rugeles de Jara, Jaime Angulo Bossa, Jimmy Viera, Orlando Beltrán Cuellar, Ramón Jimeno, David Sánchez Juliao, Hollman Morris, Arlene B. Tickner, Vladimir Flores (Vladdo), Marlene Singapur, Alberto Rojas Puyo, Francisco Leal Buitrago, Efraín Viveros, Consuelo Ahumada, Ricardo Bonilla G, Jairo Maya Betancur, Felipe de Brigard, Ricardo Montenegro V, León Valencia A, Raúl Alameda O, Marleny Orjuela, Gladis Jimeno, Fabiola Perdomo E, Deyanira Ortiz Cuenca, Martha Arango de Lizcano, Ángela de Pérez, Yolanda Polanco P, Gabriel Izquierdo S.J., Fernán González S.J., Oscar Mejía Quintana, Mauricio Rojas Rodríguez, Gelasio Cardona Serna, Carlos A. Rodríguez Díaz, Julio Roberto Gómez, Sergio Pulgarín Mejía, Juanita Barreto G, Blas Zubiría Mutis, Sergio Bustamante, Padre Henry Ramírez Soler cmf, Arnulfo Bayona, Ramiro Galvez, Juan Sebastián Lozada P, Apolinar Díaz-Callejas, Jaime Caicedo T, Ciro Quiroz, Miguel Ángel Herrera Z, Carlos Lozano Guillen, Jorge Gantiva Silva, Carlos Villalba Bustillo, Constanza Vieira, Venus Albeiro Silva, Santiago García, Pepe Sánchez, Patricia Ariza, Carlos Álvarez Nuñez, Víctor Gaviria, Jennifer Steffens, Bruno Díaz, Zulia Mena, Lilia Solano, Julio Silva Colmenares, Arturo Escobar, Rafael Ballén, William García Rodríguez, César Augusto Ayala Diago, Diego Otero Prada, Rubén Darío Florez, Luís Alfonso Ramírez, Fabián Acosta, Alonso Ojeda Awad, Eduardo Gómez, Carlos Villamil Chaux, Fernando Estrada G, Mario Esteban Hernández, Gregorio Alberto Arcila, Moritz Akerman, Pilar Rueda, Marina Gallego, Leonor Esguerra, Luz Helena Sánchez, Clara Elena Cardona, Osana Medina, Deide Olaya, Irma Ortiz, María Eugenia Sánchez, Martha Zapata, Dunia Esther León Fajardo, Olga Lucía Ramírez, Darío Morón Díaz, Santiago Vásquez L, Enrique Santos Molano, Reinaldo Ramírez García, Antonio Ramírez Caro, Cristóbal González, Fabio Velásquez, Darío I Restrepo, Jairo E. Gómez, Daniel Libreros C, Héctor Moreno Galviz, Mauricio Archila Neira, Dora Lucy Arias, Luís Alberto Ávila A, Norma Enríquez R, Orsinia Polanco, Caterina Hayeck, Guillermo Silva, Luís Enrique Escobar, Eduardo López Hooker, Eduardo Carreño, Alexandra Bermúdez, Fernando Arellano, Gabriel Awad, Cristo Rafael García Tapias, Alfonso Santos C, Jorge Lara Bonilla, Miguel Eduardo Cárdenas, Andrés A. Vásquez M, Jaime Calderón Herrera, Álvaro Bejarano, Álvaro Delgado, Álvaro Villarraga, Armando Palau, Juan de Dios Alfonso, Carlos Rosero T, Maria Eugenia Liévano, Gonzalo Uribe Aristizabal, Edgar Martínez C, Esperanza Márquez M, Dídima Rico Chavarro, Danilo Rueda R, Eduardo Franco Isaza, Evelio Ramírez, Alejandra Millar, Patricia Ramírez, Gabriel García B, Gabriel Ruiz O, Germán Arias Ospina, Gustavo Puyo T, Gustavo García, Hernán Cortéz A, Emperatriz de Guevara, Robertina Sánchez, Enrique Murillo, Milena Murillo Sánchez, María Areiza, María de Los Ángeles Moreno, Dian Murillejo, Norma Trujillo, Gloria María Marín, Dolores Carrero, Carlos Julio Forero, César Guarín, Carmen Guarín Uriel Pérez, Cecilia Ramírez, Virginia Franco, Eufracio Beltrán, Marlen Sarmiento, Luís Evelio Pinchao, Myriam de Roa, Janeth González, Paola Callejas, Amanda Rojas, Henry Rosas, Edna Margarita Sánchez Rivas, Paola Sánchez Rivas, Magdalena Rivas, Silvio Hernández, Olga Lucía Rojas, Gricelda Medina, Víctor Rojas, Carolina Rojas Medina, Rosalba Sierra, María Concepción Chagueza, Janeth Moreno Chagueza, Fernando Romero Romero, Esperanza Estrada, Fanny Martínez, Cielo Erazo, Blanca Mayta de Erazo, Luz Dalia Mora, Andrés Bazante, Trinidad Orjuela, Tiberio Donato, Carmenza Gómez, Jaqueline Donato Gómez, Oliva Solarte, Patricia Trujillo Solarte, Gladiys Duarte, Ruth Amelia Argote, Alfredo Rojas, Susy Abitol Arenas, Alberto Franco, Daniel Lasso, Ivonne González, Jaime Pulido Sierra, Jaime Vasco A, Juanita Bazán A, Luís Eduardo Salcedo, Luís Jairo Ramírez H, Mario Santana, René Antonio Florez C, Sara Leukos, Víctor José Pardo, María Teresa de Mendieta, Silvia Patricia Nieto. Siguen firmas

Entrega de Título de Doutor Honoris Causa pela Faculdade de Ciências Sociais da Universidade de Buenos Aires

Abaixo apresentamos uma cópia do convite que está sendo enviado a acadêmicos e autoridades para a entrega do título de Doutor Honoris Causa pela Faculdade de Ciências Sociais da Universidade de Buenos Aires ao Professor Theotônio dos Santos. Será amanhã, dia 1° de setembro, às 20:00H, durante a aula magna da Faculdade de Medicina, onde o mesmo apresentará a Conferência Crisis estructural y crisis coyuntural en el capitalismo contemporáneo” (Crise estrutural e crise conjuntural no capitalismo contemporâneo).

"El Decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires Prof. Federico L. Schuster junto al Presidente del XXVII Congreso ALAS Prof. Alberto L. Bialakowsky invitan a usted al acto de entrega del Diploma que distingue como Doctor Honoris Causa de esta Universidad al Dr. Theotonio Dos Santos, destacado académico e investigador, quien ofrecerá la conferencia Crisis estructural y crisis coyuntural en el capitalismo contemporáneo”.

La ceremonia se llevará a cabo el día martes 1 de Septiembre del corriente a las 20:00 horas en el Aula Magna de la Facultad de Medicina.



Buenos Aires, Agosto de 2009
Paraguay 2157
Ciudad Autónoma de Buenos Aires."

sexta-feira, 21 de agosto de 2009

III COLÓQUIO DE ECONOMIA POLÍTICA DO SISTEMA-MUNDO

A Perspectiva do Sistema Mundo e América Latina 35 anos
depois da publicação de “O Moderno Sistema-Mundo I”

26 e 27 de agosto de 2009 - Auditório Dois Candangos - Universidade de Brasília

PROGRAMAÇÃO

1º Dia

8h às 8h30 – SOLENIDADE DE ABERTURA

8h30 às 10h – MESA REDONDA: O impacto de “O moderno Sistema-Mundo I” na América Latina
Carlos Antonio Aguirre Rojas (UNAM-México) – La America Latina en el Sistema-Mundo del Siglo XXI
Marcos Gandasegui (CELA-Panamá) – La crisis y las alternativas en America Latina
Teotônio dos Santos (UFF) – O pensamento crítico latino-americano e a perspectiva do Sistema-Mundo moderno

10h às 10h15 – INTERVALO

10h15 às 12h30– APRESENTAÇÃO DE TRABALHOS
Almir C. C. Baptista Fº e Niemayer Almeida Fº – Dinâmica, determinações e Sistema-Mundo
Beatriz Judice Magalhães – Progresso, capitalismo e pobreza em Jack Godoy e Immanuel Wallerstein
Carlos Eduardo Martins – Immanuel Wallerstein: um pensamento para o século XXI
Fernando Correa Prado – El debate entre la teoría marxista de la dependencia y el análisis de sistemas-mundo

15h às 16h30 – MESA REDONDA: O Brasil e o moderno Sistema-Mundo
Antônio Brussi (IPOL-UnB) – O estado atual da perspectiva do Sistema-Mundo no Brasil: desafios e perspectivas
Gustavo Lins Ribeiro (DAN-UnB) – Sistema mundial não hegemônico e a globalização popular
Pedro Antônio Vieira (CSE-UFSC) – Os estudos econômicos e a perspectiva do moderno Sistema-Mundo: a experiência do sul do Brasil

16h45 às 17h – INTERVALO

17h às18h45 – APRESENTAÇÃO DE TRABALHOS
Daniel Ribeiro de Oliveira e Gustavo Abrahão Flores – Uma análise da integração regional sul-americana à luz da Economia Política dos Sistemas-Mundo
G.V. Dias, J.G.R. Tostes e M.S. Sthel – Troca desigual e questão ambiental
Jair do Amaral Fº e Maria Cristina Pereira de Melo – Globalização ou emergência de um novo sistema capitalista mundial
Rafael Moro Muller – Privatizações sob a análise dos Sistemas-Mundo


2º Dia

8h30 às 10h – MESA REDONDA: Desigualdade na América Latina
Roberto Patricio Korzeniewicz (Universidad de.San Martin/Argentina e University of Mariland/USA) – Repensando la desigualdad desde una perspective del Sistema-Mundo
Timothy.Moran (SUNY-Stony Brook /USA) – Social Mobility from a World-Historical Perspective

10h às 10h15 – INTERVALO

10h15 às 12h30 – APRESENTAÇÃO DE TRABALHOS
Arlete Maria da Silva Alves – Foro Social Mundial: ‘Rules and Constraints’ e o desenvolvimento das Nações
Gabriel Rached – As mudanças na política de desenvolvimento do Banco Mundial
João Augusto Pessoa Lepkison – O protagonismo do Estado Chinês na superação da crise sistêmica
Paulo Cesar Gonçalves – A grande emigração européia no final dos oitocentos: uma análise sob a ótica do Sistema-Mundo Moderno de Wallerstein
Wellington Fontes Menezes – A bússola desnorteada: considerações sobre a atualidade da crise do capitalismo na perspectiva do Sistema-Mundo

16h – HOMENAGEM A IMMANUEL WALLERSTEIN

ENCERRAMENTO

30 anos da Lei da Anistia

30 ANOS DE ANISTIA


Recife(PE) - No próximo sábado 22 de agosto, comemoram-se os 30 anos da anistia no Brasil. Por isso recupero aqui algumas impressões da leitura de um livro fundamental, “Direito à memória e à verdade”, editado pela Secretaria Especial dos Direitos Humanos da Presidência da República.

O livro “Direito à memória e à verdade” é um livro grande, com 500 páginas, nas dimensões de 23 x 30 centímetros. Por suas dimensões físicas, é um livro que somente comporta ser conduzido como um escudo, como um símbolo de orgulho, para ser ostentado nas praças e nos ônibus. Mas o que mesmo exibe e informa tal volume?

De um ponto de vista frio, o livro é como uma recondução a um mundo que se rebela contra a mediocridade, contra tudo o que for mesquinho e pequeno. Em suas páginas amarelas, quem lê suas letras lê o destino de homens. Quem lê as suas linhas lê a luta de uma geração. E, coisa mais interessante, este é um livro sem autor. Melhor, é um livro de autores, de muitos autores, um registro de vidas reunidas como em uma coleção de prontuários de polícia. Os seus perfis saem das páginas dos processos, e poucas vezes se viram processos tão antiprocessos. São homens e mulheres, são jovens e quase-crianças, são velhos, malditos e amaldiçoados pela dor na consciência. São renegados que se matam. São homens tornados seres desequilibrados, são gente, enfim, em condições-limite.

“Maria Auxiliadora Lara Barcellos (1945-1976)

Maria das Dores atirou-se nos trilhos de um trem na estação de metrô Charlottenburg, em Berlim... tinha sido presa 7 anos antes, Nunca mais conseguiu se recuperar plenamente das profundas marcas psíquicas deixadas pelas sevícias e violências de todo tipo a que foi submetida. Durante o exílio registrou num texto... ‘Foram intermináveis dias de Sodoma. Me pisaram, cuspiram, me despedaçaram em mil cacos. Me violentaram nos cantos mais íntimos. Foi um tempo sem sorrisos. Um tempo de esgares, de gritos sufocados, de grito no escuro’....

Nilda Carvalho Cunha (1954-1971)

Sua prisão é confirmada no relatório da Operação Pajuçara, desencadeada para capturar ou eliminar Lamarca e seu grupo. Foi liberada no início de novembro, profundamente debilitada em conseqüência das torturas sofridas e morreu no dia 14 de novembro, com sintomas de cegueira e asfixia. Nilda tinha acabado de completar 17 anos quando foi presa... ‘Você já ouviu falar de Fleury? Nilda empalideceu, perdia o controle diante daquele homem corpuloso. – Olha, minha filha, você vai cantar na minha mão, porque passarinhos mais velhos já cantaram. – Mas eu não sei quem é o senhor. – Eu matei Marighella. Vou acabar com essa sua beleza- e alisava o rosto dela....

Odijas Carvalho de Souza (1945-1971)

Odijas foi levado para o Hospital da Polícia Militar de Pernambuco em estado de coma, morrendo dois dias depois, aos 25 anos... ‘No dia 30 de janeiro de 1971 fui acordado cedo por uma grande movimentação. Por volta das 7 horas, Odijas passou diante da cela, conduzido por policiais. Apesar da existência da porta de madeira isolando a sala do corredor, chegaram até nós os gritos de Odijas, os ruídos das pancadas e das perguntas cada vez mais histéricas dos torturadores. Durante esse período, Odijas foi trazido algumas vezes até o banheiro, colocado sob o chuveiro para em seguida retornar ao suplício. Em uma dessas vezes ele chegou até a minha cela e pediu-me uma calça emprestada, porque a parte posterior de suas coxas estava em carne viva. Os torturadores animalizados se excitavam ainda mais, redobrando os golpes exatamente ali”.
....

Como vêem, difícil é manter a serenidade, a frieza, um ar apolíneo, razoável, sensato, diante desse mundo que se encontra submerso, mas jamais superado, morto, vencido. Eu, que não sabia como começar, confesso que também não sei como pôr fim a estas linhas. Eu havia escrito antes notas, reflexões, coisas digamos mais sociológicas, dignas de tese, que iludem toda a gente, que pode nos tomar como um ser culto, inteligente, sábio, espirituoso. Basta de falsidade, porque

“ – Teu nome completo é Mário Alves de Souza Vieira?
- Vocês já sabem.
- Você é o secretário-geral do comitê central do PCBR?
- Vocês já sabem.
- Será que você vai dar uma de herói? ...

Horas de espancamentos com cassetetes de borracha, pau-de-arara, choques elétricos, afogamentos. Mário recusou dar a mínima informação e, naquela vivência da agonia, ainda extravasou o temperamento através de respostas desafiadoras e sarcásticas. Impotentes para quebrar a vontade de um homem de físico débil, os algozes o empalaram usando um cassetete de madeira com estrias de aço. A perfuração dos intestinos e, provavelmente, da úlcera duodenal, que suportava há anos, deve ter provocado hemorragia interna”.

É terrível que a importância de um livro, que a importância da palavra escrita, se dê em relatos tão cruéis. Mas a realidade não se escolhe. Quem toca nesse livro, toca em destinos.

terça-feira, 18 de agosto de 2009

¿Cómo será la Doctrina Obama?

¿Cómo será la Doctrina Obama?

Por Greg Grandin *.

Busca en Google “desatención,” “Washington,” y “Latinoamérica,” y serás llevado a miles de llamados desgarradores de políticos y expertos para que Washington “preste más atención” a la región. Es verdad que Richard Nixon dijo una vez que “a la gente le importa un carajo” el lugar. Y su Consejero de Seguridad Nacional, Henry Kissinger, dijo sarcásticamente que Latinoamérica es un “puñal que apunta al corazón de la Antártica.” Pero Kissinger también hizo el mismo chiste sobre Chile, Argentina, y Nueva Zelanda – y, de los tres países, sólo el último no sufrió asesinatos políticos generalizados como resultado de sus políticas, un alto precio que pagar por un lugar supuestamente tan insignificante.

Latinoamérica, en los hechos, ha sido indispensable para la evolución de la diplomacia de EE.UU. Se refieren a menudo a la región como “patio trasero” de EE.UU., pero una metáfora mejor sería “reserva estratégica” de Washington, el sitio donde coaliciones ascendentes de política exterior se reagrupan y alteran los contornos del poder de EE.UU., después de momentos de crisis global.

Cuando la Gran Depresión tuvo a EE.UU. al borde del abismo, por ejemplo, los diplomáticos del Nuevo Trato elaboraron en Latinoamérica los fundamentos del multilateralismo liberal, un marco diplomático que Washington llegaría a introducir con mucho éxito en otros sitios después de la Segunda Guerra Mundial.

En los años ochenta, la primera generación de neoconservadores se dirigió a Latinoamérica para materializar sus fantasías de “retroceso” – no sólo contra el comunismo, sino contra una política exterior multilateralista tambaleante. Fue en gran parte en una Centroamérica agitada por insurgencias izquierdistas donde la Nueva Derecha desarrolló por primera vez los principios fundacionales de lo que, después del 11-S, llegó a ser conocido como la Doctrina Bush: el derecho a librar la guerra unilateralmente en términos altamente moralistas.

Una vez más nos encontramos ante encrucijadas históricas. Un poder menguante – esta vez causado, en parte, por una sobre-extensión militar – enfrenta a una Latinoamérica movilizada; y, ante un cambio de régimen en EE.UU., con la coalición neoconservadora de George W. Bush en ruinas después de ocho años de gobierno desastroso, los pretendientes a responsables políticos vuelven a mirar hacia el sur.

Adiós a todo eso

“La era de EE.UU. como influencia dominante en Latinoamérica ha pasado,” dice el Consejo de Relaciones Exteriores [CFR, por sus siglas en inglés], en un nuevo informe repleto de sugerencias políticas sobrias sobre maneras como EE.UU. puede recobrar su influencia decreciente en una región que desde hace tiempo pretende que es suya.

Latinoamérica es gobernada actualmente en su mayor parte por gobiernos de izquierda o de centroizquierda que difieren en política y estilo – desde el populismo de Hugo Chávez en Venezuela al reformismo de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil y Michelle Bachelet en Chile. Pero todos comparten un objetivo común: hacer valer más autonomía de EE.UU.

Los latinoamericanos atraen ahora inversiones de China, abren mercados en Europa, discrepan de la Guerra contra el Terror de Bush, estancan el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas, y marginan al Fondo Monetario Internacional que, durante las últimas décadas, ha servido de estratagema a Wall Street y al Departamento del Tesoro.

Y eligen a presidentes como Rafael Correa en Ecuador, quien recientemente anunció que su gobierno no renovará el acuerdo para la Base Aérea Manta, la base militar más destacada de EE.UU. en Sudamérica. Correa había sugerido anteriormente que, si Ecuador podía establecer su propia base en Florida, consideraría la extensión del acuerdo. Cuando Washington respingó, Correa ofreció Manta para una concesión china, sugiriendo que la pista aérea podría ser convertida en una “puerta a Latinoamérica de China.”

En el pasado, una desfachatez semejante habría sido considerada como una clara violación de la Doctrina Monroe, proclamada en 1823 por el presidente James Monroe, quien declaró que Washington no permitiría que Europa volviera a colonizar ninguna parte de las Américas. En 1904, Theodore Roosevelt actualizó la doctrina para justificar una serie de invasiones y ocupaciones en el Caribe. Y los presidentes Dwight Eisenhower y Ronald Reagan la invocaron para validar golpes y otras operaciones clandestinas de la CIA durante la Guerra Fría.

Pero las cosas han cambiado. “Washington no puede perder a Latinoamérica,” dice el informe del CFR, “ni Washington tiene que salvarla.” La Doctrina Monroe, declara, es “obsoleta.”

Buenas noticias para Latinoamérica, se podría pensar. Pero la última vez que alguien del CFR, que desde su fundación en 1921 ha representado la opinión dominante en política extranjera, declaró difunta la Doctrina Monroe, el resultado fue genocidio.

Llegan los círculos dominantes liberales

Tuvo que ser Sol Linowitz quien dijo, en 1975, como presidente de la Comisión de Relaciones entre EE.UU. y Latinoamérica, que la Doctrina Monroe era “inapropiada e irrelevante ante las realidades cambiadas y las tendencias del futuro.”

La poco recordada Comisión Linowitz estaba compuesta de respetados académicos y empresarios de lo que era llamado en aquel entonces el “establishment liberal.” Sólo fue una parte de un intento más amplio de la elite de la política exterior de EE.UU. de responder a las crisis sucesivas de los años setenta – la derrota en Vietnam, el creciente nacionalismo en el tercer mundo, la competencia asiática y europea, los precios de la energía en rápido aumento, la caída del dólar, el escándalo Watergate, y el disenso en el interior. Enfrentado a un abrupto colapso de la legitimidad global de EE.UU., el CFR, junto con otros ‘think-tanks’ de la línea dominante como el Brookings Institute y la recién formada Comisión Trilateral, presentó una serie de propuestas que podrían contribuir a que EE.UU. estabilizara su autoridad, mientras permitía “una evolución sin problemas y pacífica del sistema global.”

Existía un consenso generalizado entre los intelectuales y los dirigentes corporativos afiliados a esas instituciones de que el tipo de fervor anticomunista que había llevado a EE.UU. al desastre en Vietnam debía ser controlado, y que había que elaborar “nuevas formas de gestión común” entre Washington, Europa, y Japón. Propugnadores de un orden mundial más tranquilo venían del mismo bloque corporativo que respaldaba al Partido Demócrata y al ala Rockefeller del Partido Republicano.

Esperaban que una normalización de la política global detuviera, si no invirtiera, la erosión de la posición económica de EE.UU. La desescalada militar liberaría ingresos públicos para inversiones productivas, mientras hacía frente a presiones inflacionarias (que asustaban a los gerentes de valores de los bancos multinacionales). Relaciones mejoradas con el bloque comunista abrirían la URSS, Europa Oriental, y China, al comercio y a la inversión. Existía también un acuerdo general en que Washington debería dejar de ver al socialismo del Tercer Mundo a través del prisma del conflicto de la Guerra Fría con la Unión Soviética.

En ese momento, a través de toda Latinoamérica, los izquierdistas y los nacionalistas exigían, como lo hacen ahora, una distribución más equitativa de la riqueza global. A fin de que no se extendiera la radicalización, el director ejecutivo de la Comisión Trilateral, Zbignew Brzezinski, quien pronto sería consejero de seguridad nacional del presidente Jimmy Carter, argumentó que sería “sabio que EE.UU. hiciera un acto explícito de abandono de la Doctrina Monroe.” La Comisión Linowitz estuvo de acuerdo y presentó una serie de recomendaciones con ese fin – incluyendo la devolución del Canal de Panamá a Panamá y una disminución de la ayuda militar de EE.UU. a la región – que definirían en gran parte la política latinoamericana de Carter.

Mutis del establishment liberal

Por cierto, no fue el liberalismo corporativo sino más bien un militarismo resurgente y revanchista de la derecha lo que finalmente ofreció la solución más coherente y, durante un cierto tiempo, exitosa a las crisis de los años setenta.

Uniendo a una coalición creciente de anticomunistas de la vieja escuela, partidarios del orden público, de neoconservadores de la primera generación, y de evangélicos recientemente fortalecidos, la Nueva Derecha organizó un conjunto en metástasis permanente de comités, fundaciones, institutos y revistas que se concentró en temas específicos – las negociaciones de desarme nuclear SALT II, el Tratado del Canal de Panamá, y el propuesto sistema de misiles MX, así como la política de EE.UU. en Cuba, Sudáfrica, Rodesia, Israel, Taiwán, Afganistán, y Centroamérica. Todos estaban ampliamente comprometidos con el desquite por la derrota en Vietnam (y la “puñalada por la espalda” de los medios liberales y del público en el interior). También se proponían restaurar un propósito ético a la diplomacia estadounidense.

Como lo habían hecho los liberales corporativos, ahora los intelectuales conservadores miraron hacia Latinoamérica para poner a punto sus ideas. La embajadora del presidente Ronald Reagan ante la ONU, Jeane Kirkpatrick, por ejemplo, se concentró sobre todo en Latinoamérica al presentar los principios fundacionales del pensamiento neoconservador moderno. Fue particularmente dura con Linowitz, quien, dijo, representaba el “espíritu internacionalista desinteresado” del “apaciguamiento” – una palabra que vuelve a sonar entre nosotros. Su informe, insistió, significaba “abandonar la perspectiva estratégica que había conformado la política de EE.UU. desde la Doctrina Monroe hasta antes del gobierno de Carter, al centro de la cual había una concepción del interés nacional y una creencia en la legitimidad moral de la defensa.”

Al principio Brookings, el CFR, y la Comisión Trilateral, así como la Mesa Redonda Empresarial, fundada en 1972 por la flor y nata de los directores ejecutivos, se opusieron al impulso por remilitarizar la sociedad estadounidense, pero, a fines de los años setenta, se hizo evidente que la “normalización” no había logrado resolver la crisis económica global. Europa y Japón no se preocupaban de estabilizar el dólar, y las economías de Europa Oriental, la URSS, y China, eran demasiado anémicas para absorber suficientes cantidades de capital estadounidense o servir de socios comerciales lucrativos. Durante todos los años setenta, firmas financieras como el Chase Manhattan Bank de los Rockefeller se vieron inundadas de petrodólares depositados por Arabia Saudí, Irán, Venezuela, y otras naciones exportadoras de petróleo. Tenían que hacer algo con todo ese dinero, pero la economía de EE.UU. seguía lenta, y gran parte del Tercer Mundo era zona prohibida.

Por lo tanto, después de la victoria presidencial de Ronald Reagan en 1980, los responsables políticos e intelectuales de la línea dominante, muchos de ellos auto-descritos como liberales, llegaron a respaldar cada vez más la agenda interior y exterior de la Revolución de Reagan: vaciar el Estado de bienestar, aumentar los gastos de defensa, abrir el Tercer Mundo al capital de EE.UU. y acelerar la Guerra Fría.

Una década después que la Comisión Linowitz proclamara que la Doctrina Monroe ya no era viable, Ronald Reagan la invocó para justificar el patrocinio de su gobierno para asesinos anticomunistas en Nicaragua, Guatemala y El Salvador. Unos pocos años después que Jimmy Carter anunciara que EE.UU. se había “liberado de ese desmedido temor del comunismo,” Reagan citó a John F. Kennedy diciendo que: “la dominación comunista en este hemisferio no será jamás negociada.”

Reagan patrocinó ilegalmente a los Contras – los asesinos a los que saludó como “el equivalente moral de los padres fundadores de EE.UU.” y los envió a desestabilizar el gobierno sandinista de Nicaragua, su gobierno financió escuadrones de la muerte en El Salvador y Guatemala, y unió, por primera vez, a los dos electorados principales de la Nueva Derecha. Los neoconservadores dieron a la resurrección por Reagan de la presidencia imperial la justificación legal e intelectual, mientras la derecha religiosa respaldaba el nuevo militarismo con energía proveniente de la base.

Esta asociación fue erigida primero – tal como ha continuado más recientemente en Iraq – sobre una montaña de cadáveres mutilados: 40.000 nicaragüenses y 70.000 salvadoreños asesinados por aliados de EE.UU.; 200.000 guatemaltecos, muchos de ellos campesinos mayas, sacrificados en una campaña de tierras arrasadas que la ONU decidió que fue genocida.

El fin de las ‘vacaciones de la historia’ de los neoconservadores

El reciente informe del CFR sobre Latinoamérica, que llega precisamente en otro momento de decadencia imperial, parece indicar una vez más un nuevo consenso emergente, similar en tono al de los años setenta, después de Vietnam. En cada dimensión aparte de la militar, argumenta el editor de Newsweek, Fareed Zacharia,

en su nuevo libro: “The Post-American World”: “la distribución del poder está cambiando, alejándose de la dominación estadounidense.” (Qué importa que, hace sólo cinco años, en la víspera de la invasión de Iraq, haya insistido en lo exactamente contrario – que ahora vivimos en un “mundo unipolar” en el que la posición de EE.UU. era, y seguiría siendo, “sin precedente.”)

Para usar una frase de su propio léxico, las “vacaciones de la historia” de los neoconservadores han terminado. El fiasco en Iraq, la caída del valor del dólar, el ascenso de India y China como nuevas potencias industriales y comerciales, y de Rusia como superpotencia energética, el fracaso en el intento de afianzar Oriente Próximo, precios del petróleo y del gas en vertiginoso aumento (así como precios que se disparan para otras materias primas esenciales y alimentos básicos), y la consolidación de una Europa próspera, han llevado a que se derrumben sus sueños de supremacía global.

Barack Obama es obviamente el candidato mejor colocado para alejar a EE.UU. del borde de la irrelevancia. Aunque nadie que espere un puesto en la Casa Blanca lo diría en términos tan derrotistas, la tarea histórica del próximo presidente no será ganar la Guerra Global contra el Terror del actual presidente, sino negociar el reingreso de EE.UU. a la comunidad de naciones.

Parag Khanna, un asesor de Obama, argumentó recientemente que, al maximizar su ventaja cultural y tecnológica, EE.UU. puede, con un poco de suerte, asegurarse tal vez una posición como tercer socio en un nuevo orden tripartita global en el que Europa y Asia tendrían acciones por partes iguales, un eco diferente de la posición trilateralista de los años setenta. (Olvidad esas analogías con Munich, si el electorado de EE.UU. fuera más culto en lo histórico, los republicanos sacarían más provecho al calificar a Obama, no de Neville Chamberlain, sino de Fernando VII de Espala, o Clement Richard Attlee de Gran Bretaña, cada uno de los cuales presidió sobre la decadencia imperial de su país.

De modo que hay que preguntar: Si Obama gana en noviembre y trata de implementar un despliegue más racional, menos incandescente en lo ideológico del poder estadounidense – utilizando tal vez a Latinoamérica como la escena para una nueva política - ¿provocaría de nuevo el tipo de reacción nacionalista que purgó al rockefellerismo del Partido Republicano, barrió a Jimmy Carter de la Casa Blanca, y armó los escuadrones de la muerte en Centroamérica?

Ciertamente, ya hay muchos febriles ‘think tanks’ conservadores, desde el Hudson Institute a la Heritage Foundation, que doblarían las cruzadas de Bush como un camino para salir del actual lío. Pero en los años setenta, la Nueva Derecha estaba en ascenso; hoy en día, se descompone visiblemente. Luego, podría cargar la responsabilidad por la profunda y prolongada crisis que afectó a EE.UU. sobre las espaldas del “establishment,” mientras ofrece soluciones – más acumulación de armas, un nuevo empuje hacia el Tercer Mundo, y fundamentalismo de libre mercado – que condujeron a gran parte de ese establishment a su órbita.

En la actualidad, la derecha reconoce totalmente la actual crisis, junto con su causa más inmediata, la Guerra de Iraq. Incluso si John McCain lograra vencer por un pelo en noviembre, sería el equivalente funcional no de Reagan, que encarnó un movimiento en marcha, sino de Jimmy Carter, tratando desesperadamente de mantener unida una coalición desgastada.

El sitio en el que es más evidente la decadencia de la derecha como fuerza intelectual es en los arrebatos de cólera que sufre frente a los progresos de la izquierda – o de China – en Latinoamérica. La vitalidad segura de sí misma con la que Jeane Kirkpatrick utilizó a Latinoamérica para inmovilizar al gobierno de Carter ha sido reemplazada por los chillidos desesperados, de oropel, de la desesperanza. “¿Quién perdió a Latinoamérica?” pregunta Frank Gaffney del Centro para la Política de Seguridad – a casi cada persona que encuentra. La región, dice, es ahora “un magneto para terroristas islamistas y un caldo de cultivos para movimientos políticos hostiles... El líder crucial es Chávez, el multimillonario dictador de Venezuela que ha declarado una yihád latina contra EE.UU.”

Diplomacia que recurre a “comillas que asustan”

Pero sólo el que sea poco probable que la derecha despliegue de nuevo su bandera sobre Latinoamérica no significa que la diplomacia hemisférica de EE.UU. vaya a ser desmilitarizada. Después de todo, fue Bill Clinton, no George W. Bush, quien, a pedido de Lockheed Martin, revocó una prohibición del gobierno de Carter (basada en recomendaciones del informe de Linowitz) sobre la venta de armamentos de alta tecnología a Latinoamérica. Eso, por su parte, provocó una carrera armamentista imprudente y despilfarradora en el Cono Sur. Y fue Clinton, no Bush, quien aumentó dramáticamente la ayuda militar al asesino gobierno colombiano y a mercenarias corporativas como Blackwater y Dyncorp, escalando aún más la descaminada “guerra contra la droga” de EE.UU. en Latinoamérica.

De hecho, una rápida comparación entre el informe de Linowitz y el nuevo estudio del CFR sobre Latinoamérica suministra un modo aleccionador para medir hasta qué punto el “establishment liberal” ha pasado a la derecha durante las últimas tres décadas. El CFR aconseja admirablemente a Washington que normalice relaciones con Cuba y colabore con Venezuela, mientras minimiza la posibilidad de que “terroristas islámicos” utilicen el área como escala – una antigua fantasía de los neoconservadores. (Douglas Feith, ex subsecretario del Pentágono, sugirió que, después del 11-S, EE.UU. postergara la invasión de Afganistán y en lugar de hacerlo bombardeara Paraguay, que tiene una gran comunidad chií, sólo para “sorprender” a la suní al-Qaeda).

Sin embargo, en circunstancias que el informe Linowitz provocó la ira de gente como Jeane Kirkpatrick al escribir que EE.UU. no debiera tratar de “definir los límites de diversidad ideológica para otras naciones” y que los latinoamericanos “son capaces de evaluar, y lo harán, los méritos y desventajas del enfoque cubano,” el CFR es mucho menos dispuesto a aceptar nuevas ideas. Insiste en presentar a Venezuela como un problema que EE.UU. debe encarar – a pesar de que el gobierno en Caracas es reconocido como legítimo por todos y es considerado como aliado, incluso estrecho, por la mayoría de los países latinoamericanos. Los latinoamericanos podrán “saber lo que es mejor para ellos mismos,” como concede el nuevo informe, pero Washington sigue sabiéndolo mejor, y por lo tanto debería respaldar temas de “justicia social” como un medio para hacer que los venezolanos y otros latinoamericanos se aparten de Chávez.

El que el informe del CFR coloque regularmente la “justicia social” entre comillas que asustan sugiere que utiliza la expresión sobre todo como un truco de mercadeo – algo como “Nueva Coca-Cola” – que para indicar que los bancos y las corporaciones de EE.UU. estén dispuestos a hacer concesiones sustanciales a los nacionalistas latinoamericanos. Hace siete décadas, Franklin Roosevelt apoyó el derecho de los países latinoamericanos a nacionalizar intereses de EE.UU., incluyendo propiedades de Standard Oil en Bolivia y México, diciendo que era hora de que otros en el hemisferio obtuvieran “su justa parte.” Hace tres décadas, la Comisión Linowitz recomendó el establecimiento de un “código de conducta” que definiera las responsabilidades de compañías extranjeras en la región y que reconociera el derecho de los gobiernos a nacionalizar industrias y recursos.

El CFR, al contrario, desprecia los esfuerzos mucho más limitados de Chávez de crear compañías conjuntas con las multinacionales petroleras, y no ofrece nada a cambio excepto papilla para bebés. Su recomendación central – orientada a cultivar a Brasil como una posible ancla para un orden hemisférico pos-Bush, pos-Chávez – insta a abolir subsidios y aranceles que protegen a la agroindustria estadounidense a fin de promover una “Asociación de Biocombustible” con el colosal sector agrícola de Brasil.

Sería un desastre medioambiental, que llevaría grandes plantaciones mecanizadas cada vez más profundo dentro de la cuenca del Amazonas, y no contribuiría en nada a generar puestos de trabajo decentes o a distribuir la riqueza de un modo más justo.

Dominado por representantes del sector financiero de la economía de EE.UU., el Consejo recomienda poco que vaya más allá de continuar con las fracasadas políticas corporativas de “libre comercio” de los últimos veinte años – y, en este caso, las ‘comillas que asustan’ son justificadas porque lo que están propugnando es tan libre como sólo puede ser la “justicia social” corporativa.

¿Una Doctrina Obama?

Hasta ahora Barack Obama promete poco que sea mejor. Hace unas pocas semanas, viajó a Miami para pronunciar un importante discurso sobre Latinoamérica ante la “Fundación Nacional Cubano Americana”. No se puede decir que haya sido un sitio de reunión auspicioso para un discurso que prometía “involucrar a la gente de la región con el respeto debido a un socio.”

Seguramente sus prioridades para la participación humana habrían sido diferentes si se hubiera dirigido no a los acaudalados exiliados derechistas cubanos sino a un público, digamos, del tipo de los inmigrantes latinos en Los Ángeles que han revitalizado el movimiento laboral de EE.UU., o de familias centroamericanas en Postville, Iowa, donde autoridades de inmigración y del Departamento de Justicia realizaron recientemente una masiva redada en una planta embaladora de carne, arrestando a unos 700 trabajadores indocumentados. Obama pidió una reforma exhaustiva de la inmigración y prometió cumplir con la agenda de las Cuatro Libertades de hace 68 años, de Franklin Roosevelt, incluyendo la socialdemocrática “libertad de la necesidad.” Pero pasó gran parte de su discurso satisfaciendo a su público cubano.

Ignorando el consejo no exactamente radical del CFR, el candidato prometió mantener el embargo contra Cuba. Y luego fue más lejos. Sonando un poco como Frank Gaffney, casi acusó al gobierno de Bush de “perder Latinoamérica” y de permitir que China, Europa y “demagogos como Hugo Chávez” llenen “el vacío.” Incluso sacó a relucir el espectro de la influencia iraní en la región, al señalar que “recién el otro día Teherán y Caracas lanzaron un banco conjunto con sus beneficios inesperados del petróleo.”

Sea cual sea la opinión que uno tenga de Hugo Chávez, cualquier diplomacia que afirma que toma en serio la opinión latinoamericana tiene que reconocer una cosa: La mayor parte de los dirigentes de la región no sólo no lo ven como un “problema,” sino se le han unido en importantes iniciativas económicas y políticas como el Banco del Sur, una alternativa al Fondo Monetario Internacional y la Unión de Naciones Sudamericanas, modelada según la Unión Europea, establecida hace sólo dos semanas. Y cualquier presidente de EE.UU. que sea sincero en su deseo de ayudar a los latinoamericanos a librarse de la “necesidad” tendrá que trabajar con la izquierda latinoamericana – en todas sus variedades.

Pero de aún más mal agüero que la pose de Obama sobre Venezuela es su opinión sobre Colombia. Los críticos han señalado hace tiempo que los miles de millones de dólares suministrados a las fuerzas de seguridad colombianas para derrotar a la insurgencia de las FARC y restringir la producción de cocaína, cortarían las alas a un fin negociado de la guerra civil en ese país y provocarían potencialmente su escalada a países andinos vecinos. Es exactamente lo que sucedió en marzo pasado, cuando el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, ordenó el bombardeo de un campamento rebelde situado en Ecuador (posiblemente con apoyo logístico de EE.UU. suministrado desde la Base de la Fuerza Aérea en Manta, lo que da una idea del motivo por el cual Correa quiere transferirla a China). Para justificar el ataque, Uribe invocó explícitamente el derecho de acción preventiva, unilateral, de la Doctrina Bush. Como reacción, Ecuador y Venezuela comenzaron a movilizar tropas a lo largo de sus fronteras con Colombia, llevando a la región al borde de la guerra.

Es muy interesante que en ese conflicto, una abrumadora mayoría de países latinoamericanos y caribeños se haya puesto de parte de Venezuela y Ecuador, condenando categóricamente el ataque colombiano y reafirmando la soberanía de las naciones individuales, reconocida por Franklin Roosevelt hace mucho tiempo. No por Obama, sin embargo. Esencialmente apoyó la campaña del gobierno de Bush por transformar las relaciones de Colombia con sus vecinos andinos en algo como las que Israel tiene con la mayor parte de Oriente Próximo. En su discurso de Miami, juró que “apoyará el derecho de Colombia a atacar a terroristas que busquen refugio al otro lado de sus fronteras.”

Es igualmente inquietante la aprobación de Obama a la controvertida Iniciativa de Mérida, que grupos de derechos humanos como Amnistía Internacional han condenado como una aplicación de la “solución colombiana” a México y Centroamérica, suministrando a sus militares y policías una masiva infusión de dinero para combatir la droga y las pandillas. El crimen es ciertamente un problema serio en esos países, y merece una atención considerada. Es escalofriante, sin embargo, que se ponga a Colombia – donde los escuadrones de la muerte han infiltrado todos los niveles del gobierno, y donde activistas sindicales y políticos son asesinados regularmente, - como modelo para otras partes de Latinoamérica.

Obama, sin embargo, no sólo apoya la iniciativa, quiere expandirla más allá de México y Centroamérica. “Debemos presionar también más hacia el sur,” dijo en Miami.

Parece que una vez más, como en los años setenta, los informes sobre la muerte de la Doctrina Monroe son muy exagerados.

* Greg Grandin enseña historia en la Universidad Nueva York. Es autor de “Empire's Workshop: Latin America, the United States, and the Rise of the New Imperialism” y de “The Last Colonial Massacre: Latin America in the Cold War.”

China and the Transformation of Global Capitalism

China and the Transformation of Global Capitalism
edited by Ho-fung Hung
Johns Hopkins University Press

With one of the world's fastest-growing economies and a population quickly approaching two billion, China holds substantial sway over global financial, social, and cultural networks. This volume explains China's economic rise and liberalization and assesses how this growth is reshaping the structure and dynamics of global capitalism in the twenty-first century. This cutting-edge collection of works by leading global political economists links current events to long-term trends in global capitalist development to provide a comprehensive analysis of China's impact on the world. Scholars of China, world systems and globalization, international relations, and political economy will find this assessment worthy of study and an important starting point for further research.
"China and the Transformation of Global Capitalism is most timely, as controversy over the rise of China as an economic powerhouse and military threat to the United States is one of the most salient topics in current macro social science and policy analysis. It advances highly useful perspectives, especially for the short— and medium—term future, and will be recognized as a major contribution."
-- Walter F. Goldfrank, University of California, Santa Cruz
"This eclectic collection is a signal contribution to what may be the most important debate in contemporary political economy: How will the dynamics of Chinas development shape the 21st century? Scholars and practitioners alike will benefit from confronting the plethora of provocative propositions and insights offered by the books contributors."
-- Peter Evans, University of California at Berkeley
"Provocative, engaging and timely, this landmark volume examines the critical question of our times: what are the implications of China's ascendency for global capitalism? Among the many scholarly works on China, this remarkable book offers a unique and breathtaking vista of unparallelled scope. The well-crafted chapters embed China's transformation in world systemic forces as well as China's own legacies of pre-modern market development and Maoist socialism, illuminating the myriad ways in which China reshapes the global supply chains, sparks resource—based geopolitical competition among major powers, and generates the potentials for a revival of labor activism. This is essential reading for anyone interested in China and the world."
-- Ching-Kwan Lee, University of California, Los Angeles

Ho-fung Hung is an assistant professor of sociology at Indiana University.
Contributors include Richard Appelbaum, Giovanni Arrighi, Edna Bonacich, Jόzsef Böröcz, Paul Ciccantell, John Gulick, Stephanie Luce, Beverly Silver, Alvin So, and Lu Zhang

sábado, 15 de agosto de 2009

Texto de Fidel Castro sobre as bases norte-americanas na Colômbia

Las bases yankis y la soberanía latinoamericana

Fidel Castro Ruz

Colombia Plural

El concepto de nación surgió de la suma de elementos comunes como la historia, lenguaje, cultura, costumbres, leyes, instituciones y otros factores relacionados con la vida material y espiritual de las comunidades humanas.

Los pueblos de la América, por cuya libertad Bolívar realizó las grandes hazañas que lo convirtieron en El Libertador, fueron llamados por él a crear, como dijo: la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria.

Antonio José de Sucre libró en Ayacucho la última batalla contra el imperio que había convertido gran parte de este continente en propiedad real de la corona de España durante más de 300 años.

Es la misma América que decenas de años más tarde, y cuando ya había sido cercenada en parte por el naciente imperio yanki, Martí llamó Nuestra América.

Hay que recordar una vez más que, antes de caer en combate por la independencia de Cuba, último bastión de la colonia española en América, el 19 de mayo de 1895, horas antes de su muerte, José Martí escribió proféticamente que todo lo que había hecho y haría era para "...impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América".

En Estados Unidos, las 13 colonias recién liberadas no tardaron en extenderse desordenadamente hacia el Oeste en busca de tierra y oro, exterminando indígenas hasta que arribaron a las costas del Pacífico, competían los Estados agrícolas esclavistas del Sur con los Estados industriales del Norte que explotaban el trabajo asalariado, tratando de crear otros Estados para defender sus intereses económicos.

En 1848 arrebataron a México más del 50 por ciento de su territorio, en una guerra de conquista contra el país, militarmente débil, que los llevó a ocupar la capital e imponerle humillantes condiciones de paz. En el territorio arrebatado estaban las grandes reservas de petróleo y gas que más tarde suministrarían a Estados Unidos durante más de un siglo y lo siguen en parte suministrando.

El filibustero yanki William Walker, estimulado por el destino manifiesto que proclamó su país, desembarcó en Nicaragua en el año 1855 y se autoproclamó Presidente, hasta que fue expulsado por los nicaragüenses y otros patriotas centroamericanos en 1856.

Nuestro Héroe Nacional vio cómo el destino de los países latinoamericanos era destrozado por el naciente imperio de Estados Unidos.

Después de la muerte en combate de Martí se produjo la intervención militar en Cuba, cuando ya el ejército español estaba derrotado.

La Enmienda Platt, que concedía al poderoso país derecho a intervenir en la Isla, fue impuesta a Cuba.

La ocupación de Puerto Rico, que ha durado ya 111 años y hoy constituye el llamado Estado Libre Asociado, que no es Estado ni es libre, fue otra de las consecuencias de aquella intervención.

Las peores cosas para América Latina estaban por venir, confirmando las geniales premoniciones de Martí. Ya el creciente imperio había decidido que el canal que uniría los dos océanos sería por Panamá y no por Nicaragua. El istmo de Panamá, la Corinto soñada por Bolívar como capital de la más grande República del mundo concebida por él, sería propiedad yanki.

Aun así, hubo peores consecuencias a lo largo del Siglo XX. Con el apoyo de las oligarquías políticas nacionales, los Estados Unidos se adueñaron después de los recursos y de la economía de los países latinoamericanos; las intervenciones se multiplicaron; las fuerzas militares y policiales cayeron bajo su égida. Las empresas transnacionales yankis se apoderaron de las producciones y servicios fundamentales, los bancos, las compañías de seguros, el comercio exterior, los ferrocarriles, barcos, almacenes, los servicios eléctricos, los telefónicos y otros, en mayor o menor grado pasaron a sus manos.

Es cierto que la profundidad de la desigualdad social hizo estallar la Revolución Mexicana en la segunda década del Siglo XX, que se convirtió en fuente de inspiración para otros países. La revolución hizo avanzar a México en muchas áreas. Pero el mismo imperio que ayer devoró gran parte de su territorio, hoy devora importantes recursos naturales que le restan, la fuerza de trabajo barata y hasta lo hace derramar su propia sangre.

El TLCAN es el más brutal acuerdo económico impuesto a un país en desarrollo. En aras de la brevedad, baste señalar que el Gobierno de Estados Unidos acaba de afirmar textualmente: En momentos en que México ha sufrido un doble golpe, no solo por la caída de su economía sino también por los efectos del virus A H1N1, probablemente queremos tener la economía más estabilizada antes de tener una larga discusión sobre nuevas negociaciones comerciales. Por supuesto que no se dice una sola palabra de que, como consecuencia de la guerra desatada por el tráfico de drogas, en la que México emplea 36 mil soldados, casi cuatro mil mexicanos han muerto en el 2009. El fenómeno se repite en mayor o menor grado en el resto de América Latina. La droga no solo engendra problemas graves de salud, engendra la violencia que desgarra a México y a la América Latina como consecuencia del mercado insaciable de Estados Unidos, fuente inagotable de las divisas con que se fomenta la producción de cocaína y heroína, y es el país de donde se abastecen las armas que se emplean en esa feroz y no publicitada guerra.

Los que mueren desde el Río Grande hasta los confines de Suramérica son latinoamericanos. De este modo, la violencia general bate récord de muertes y las víctimas sobrepasan la cifra de 100 mil por año en América Latina, engendradas fundamentalmente por las drogas y la pobreza.

El imperio no libra la lucha contra las drogas dentro de sus fronteras; la libra en los territorios latinoamericanos.

En nuestro país no se cultivan la coca ni la amapola. Luchamos con eficiencia contra los que intentan introducir drogas en nuestro país o utilizar a Cuba como tránsito, y los índices de personas que mueren a causa de la violencia se reducen cada año. No necesitamos para ello soldados yankis. La lucha contra las drogas es un pretexto para establecer bases militares en todo el hemisferio. ¿Desde cuándo los buques de la IV Flota y los aviones modernos de combate sirven para combatir las drogas?

El verdadero objetivo es el control de los recursos económicos, el dominio de los mercados y la lucha contra los cambios sociales. ¿Qué necesidad había de restablecer esa flota, desmovilizada al final de la Segunda Guerra Mundial, hace más de 60 años, cuando ya no existe la URSS ni la guerra fría? Los argumentos utilizados para el establecimiento de siete bases aeronavales en Colombia son un insulto a la inteligencia.

La historia no perdonará a los que cometen esa deslealtad contra sus pueblos, ni tampoco a los que utilizan como pretexto el ejercicio de la soberanía para cohonestar la presencia de tropas yankis. ¿A qué soberanía se refieren? ¿La conquistada por Bolívar, Sucre, San Martín, O´Higgins, Morelos, Juárez, Tiradentes, Martí? Ninguno de ellos habría aceptado jamás tan repudiable argumento para justificar la concesión de bases militares a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, un imperio más dominante, más poderoso y más universal que las coronas de la península ibérica.

Si como consecuencia de tales acuerdos promovidos de forma ilegal e inconstitucional por Estados Unidos cualquier gobierno de ese país utilizara esas bases, como hicieron Reagan con la guerra sucia y Bush con la de Iraq, para provocar un conflicto armado entre dos pueblos hermanos, sería una gran tragedia. Venezuela y Colombia nacieron juntos en la historia de América tras las batallas de Boyacá y Carabobo, bajo la dirección de Simón Bolívar. Las fuerzas yankis podrían promover una guerra sucia como hicieron en Nicaragua, incluso emplear soldados de otras nacionalidades entrenados por ellos y podrían atacar algún país, pero difícilmente el pueblo combativo, valiente y patriótico de Colombia se deje arrastrar a la guerra contra un pueblo hermano como el de Venezuela.

Se equivocan los imperialistas si subestiman igualmente a los demás pueblos de América Latina. Ninguno estará de acuerdo con las bases militares yankis, ninguno dejará de ser solidario con cualquier pueblo latinoamericano agredido por el imperialismo.

Martí admiraba extraordinariamente a Bolívar y no se equivocó cuando dijo: “…así está Bolívar en el cielo de América, vigilante y ceñudo… calzadas aún las botas de campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy: porque Bolívar tiene que hacer en América todavía.”

Agosto 9 de 2009

Perestroika para o Ocidente

Este artigo de Gorbachov mostra que se recupera pouco a pouco a confiança na possibilidade e superioridade histórica de uma perspectiva socialista para a humanidade. O artigo também publicado no blog sobre o retorno da figura de Mao na China é outro indicador significativo. Acabo de receber também um convite para participar num encontro em outubro na China sobre a crise financeira e as perspectivas do socialismo. Tudo isso e muitas outras coisas mais indicam que começa a desenvolver-se uma profunda revisão das vantagens de uma economia de livre mercado, que por sinal não existe ha muito tempo ou mesmo nunca chegou a existir.
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Perestroika para Occidente

Por Mijail Gorbachov (*)

Años atrás, cuando la Guerra Fría se acercaba a su fin, les dije a mis colegas líderes mundiales: el mundo está a punto de vivir grandes acontecimientos, y frente a los nuevos desafíos todos debemos cambiar, tanto ustedes como nosotros. En general, la reacción fue un silencio cortés pero escéptico.

En estos últimos años, en mis giras de conferencias por los Estados Unidos ante públicos universitarios y grupos empresarios, muchas veces les dije a los oyentes que los estadounidenses necesitan su propio cambio -una perestroika, no como la de mi país, sino una perestroika estadounidense-, y la reacción fue considerablemente distinta.

Es más evidente que nunca la necesidad de una perestroika de mayor alcance para los Estados Unidos y para Europa. Hacia fines de 1986, nos pareció evidente, tanto a mis seguidores como a mí, que era necesario el reemplazo de los componentes del sistema. Optamos por elecciones libres, pluralismo político, libertad de religión y una economía con competencia y propiedad privada. Nos propusimos efectuar estos cambios de una manera gradual y sin derramar sangre. Cometimos errores. Decisiones importantes se tomaron demasiado tarde y no fuimos capaces de concluir nuestra perestroika. Pero la perestroika ganó porque llevó al país a un punto a partir del cual no se podía volver al pasado.

En Occidente, la caída de la Unión Soviética fue vista como una victoria total, una prueba de que Occidente no tenía que cambiar. El Consenso de Washington, dogma de los mercados libres, la desregulación y los presupuestos equilibrados a cualquier costo, fue impuesto al resto del mundo.

Pero después sobrevino la crisis de 2008 y 2009, y fue evidente que el nuevo modelo occidental era una ilusión que benefició esencialmente a los muy ricos.

La crisis global actual demuestra que los líderes de las mayores potencias, sobre todo los Estados Unidos, habían pasado por alto las señales de que requerían una perestroika. El resultado está a la vista.

(*) Ultimo líder de la ex URSS. Artículo publicado en "Biácora" de Montevideo.


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Este artículo y todos los otros envíos de "other news" están disponibles en http://www.other-news.info/noticias/

Atentado criminal contra las oficinas de La Vía Campesina en Honduras

A situação piora em Honduras. A direita recorre abertamente ao terrorismo asssim como faz na Bolivia e certamente generalizará esta modalidade de ação pois o terrorismo tem sido uma arma constante nas ofensivas imperialistas.
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Minga Informativa de Movimientos Sociales
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Llamada de Solidaridad de la Vía Campesina de Honduras

Atentado criminal contra las oficinas de La Vía Campesina en Honduras

12 Agosto 2009

Anoche a las 11:23 pm - después del toque de queda que se inició a las 10:00 pm - personas desconocidas abordo de un Toyota Turismo de color crema placa PCA1981 dispararon contra la oficina de la Vía Campesina en Honduras que coordina el compañero Rafael Alegría. El hecho fue un claro atentado contra nuestras organizaciones sociales y sus dirigentes sociales que están al frente de la resistencia contra el golpe de estado. Les recordamos que hace unos 15 días hubo una bomba capaz de matar a 15 personas que se estalló en la sede del Sindicato de Trabajadores de la Industria de Bebidas y Similares (STIBYS). Hoy se suma este otro hecho criminal en la oficina de la Vía Campesina. Las dos organizaciones antes mencionadas son parte del Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe del Estado.

Condenamos esta acción ya que las actividades de la Vía Campesina y del Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe del Estado son completamente pacíficas. Agregamos que curiosamente cuando se estipula un toque de queda los únicos que pueden andar en las calles son los policías.

La Vía Campesina en Honduras llama a los organismos de derechos humanos nacionales e internacionales para vigilar y darle seguimiento no solamente a este hecho contra su sede y sus dirigentes, sino la defensa de los derechos humanos de todo el pueblo Hondureño y de las y los compañeros que están en las calles en resistencia contra el golpe de estado desde hace 46 días. El Dirigente Rafael Alegría comenta que “Los derechos del pueblo están siendo realmente violentados. Esta es una situación lamentable, ya que desde que se inició la resistencia ha habido muchos heridos, asesinados, capturados, desaparecidos y muchas otras violaciones a los derechos humanos de los hondureños.”

Según un informe preliminar proporcionado por uno de los abogados asesores del Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe del Estado, fueron cientos de personas heridos y más de 40 detenidos como resultado de hechos violentos suscitados ayer en horas de la tarde ya para culminar una movilización masiva y pacífica. El grupo de abogados del frente interpuso un recurso de Habeas Corpus para lograr la liberación de las y los compañeros detenidos ayer. La dirigencia del frente mantiene que se produjeran esos disturbios ocasionados por personas ajenas a la protesta, enviados por los golpistas, para provocar estos enfrentamientos y desprestigiar las protestas pacíficas que ha venido desarrollando el frente. Las personas detenidas están acusadas de rebelión, terrorismo, y traición de la patria entre otros delitos.

Enfatiza Alegría que “El Frente de Resistencia no es responsable de estos hechos. Los principios y la mística del Frente son la marcha pacífica, el reclamo pacífico, la movilización pacífica. En ningún momento usamos o llamamos a hechos de violencia. Parece que estos hechos son de grupos interesados en hacer fracasar la movilización social que se encargan de la provocación de toda esta situación y categóricamente decimos que no tenemos ninguna responsabilidad en estos hechos.”

Por todo lo sucedido en las últimas 24 horas, la Vía Campesina de Honduras hace un llamado a la Vía Campesina internacional, los movimientos sociales, organizaciones defensoras de derechos humanos nacionales e internacionales para que envían mensajes o delegaciones para apoyar lo que es la solidaridad y la defensa de los derechos humanos en Honduras, y ayudar ponerle un alto a tanta injusticia y violencia en contra del pueblo hondureño que se encuentra indefenso.

Por favor, dirigir cartas de denuncia y/o de solidaridad a las siguientes direcciones:

Secretaria de Estado de Seguridad Pública
Coronel Jorge Rodas Gamero
Fax: (504) 237-9070/ 220-55-47
Correo:
sseg.06@hotmail.com

Fiscalía de los Derechos Humanos
Lcda. Sandra Ponce
Fiscal Especial de Derechos Humanos
Tegucigalpa, Honduras
Fax: (504) 221-3656
Correo:
ponce10s@yahoo.com.ar

Comité para la Defensa de los Derechos Humanos (CODEH)
Presidente Andrés Pavón
Correo:
andres@codeh.hn, codeh@codeh.hn

Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH)
Coordinadora Bertha Oliva
Correo:
mail@cofadeh.org

La Vía Campesina de Honduras
Correo:
laviacampesina@cablecolor.hn

Comunicaciones Via Campesina en Honduras

Más información sobre la resistencia al golpe de Estado en Honduras:
http://www.movimientos.org/honduras.php

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sexta-feira, 14 de agosto de 2009

Entrevista esclarecedora de Moniz Bandeira

Las “bases” en Colombia son
estratégicas para EEUU
Entrevista al Profesor Luis Alberto Moniz Bandeira

Más sobre el autor:EE.UU. tiene
también un interés económico

http://www.laondadigital.com/LaOnda/LaOnda/449/images/A6a.gif

El cientista político e historiador Luis Moniz Bandeira, al ser entrevistado por La ONDA digital por las recientes declaraciones del Presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama, negando que su gobierno quiera instalar bases militares en Colombia, el analista brasileño afirma que en realidad “esto es engañoso” porque “las bases quedan nominalmente bajo el control de las Fuerzas Armadas colombianas, pero los militares americanos las manejan de hecho y pueden usarlas como quieran”.

http://www.laondadigital.com/LaOnda/LaOnda/449/A6.htm

quarta-feira, 12 de agosto de 2009

CARTA A LOS PRESIDENTES DE LA REPUBLICA DE LOS PAISES QUE COMPONEN LA UNASUR

En nombre del espíritu de Libertad y Justicia de esta suprema época de grandeza que nos convoca en este luminoso presente, quiero extenderles a todos y todas, mi más sincero y fraterno saludo.

Comenzaré recordando que un 10 de agosto de 1809, fue pronunciado por el valeroso Pueblo ecuatoriano, el Primer Grito de su anhelada Independencia en Quito. La misma ciudad en la que hoy, a 200 años de emprendido nuestro incesante proceso de Independencia, nos hemos reunido en razón de responder a un compromiso ineludible y una esperanza concreta: honrar el esfuerzo de toda una generación de libertadores, que trazó el camino de las nuevas repúblicas de Nuestra América.

A la luz y sombra de este germen libertario esparcido por nuestros predecesores en estas imponentes tierras de la Abya Yala, se reanimó la idea de la unión de repúblicas, planteada por El Libertador, durante toda su vida política.

El mismo Bolívar que nos dejara estas premonitorias palabras el 6 de septiembre de 1815, en su Carta de Jamaica, la cual fue dirigida en respuesta al ciudadano Henry Cullen, un súbdito británico residenciado en Falmouth; como una grandiosa bitácora ideológica que por oportuna y verdadera, me permito incluir en estas líneas: Seguramente la unión es la que nos falta para completar la obra de nuestra regeneración. Sin embargo, nuestra división no es extraña, porque tal es el distintivo de las guerras civiles formadas generalmente entre dos partidos: conservadores y reformadores. Los primeros son, por lo común, más numerosos, porque el imperio de la costumbre produce el efecto de la obediencia a las potestades establecidas; los últimos son siempre menos numerosos aunque más vehementes e ilustrados. De este modo la masa física se equilibra con la fuerza moral, y la contienda se prolonga siendo sus resultados muy inciertos. Por fortuna, entre nosotros, la masa ha seguido a la inteligencia.

Revelaba el Padre Bolívar, una de sus grandes angustias: ver unidas a las naciones todas de nuestro ancho y largo continente en la Patria Grande.

El espíritu de la nación de Colombia, se expresó por vez primera en la Angostura bañada por nuestro indómito Orinoco, allá en el año de 1819. Surgida de los sueños de Miranda, Colombia fue hecha realidad por nuestro Bolívar aquél año y aunque fue desmembrada, su ánimo, hoy más que nunca, debe expresarse para darnos constancia de que nunca se perderá.

Nuestra Unión era para Bolívar, un pródigo fin, al que se llegaría únicamente a través de efectos sensibles y esfuerzos bien dirigidos. Y hoy, a 200 años de aquella enorme gesta histórica, el nacimiento de Unión Suramericana de Naciones (UNASUR), es la fiel muestra de que el proceso de liberación de nuestras naciones continúa imponiéndose con más vigor que nunca.

Sin embargo, y trayendo al presente toda esta síntesis histórica, debo decir con absoluta desazón que la unión y la independencia de nuestros países, constituye una amenaza para quienes aspiran seguir controlando nuestras riquezas naturales, nuestras economías y nuestra voluntad política, es decir, nuestra soberanía.

Es evidente que, ante los avances progresistas y democráticos en nuestro continente, el imperio norteamericano que en los últimos cien años ejerció su hegemonía sobre la vida de nuestras repúblicasha iniciado una contraofensiva, antihistórica y retrógrada con el propósito de revertir la unión, la soberanía y la democracia en nuestro continente, e imponer la restauración de la dominación imperial en todos los ámbitos de la vida de nuestras sociedades.

En este sentido, compartimos la visión de muchos en Latinoamérica y el mundo: esta contraofensiva se inició el 28 de junio de este año, con el perverso Golpe de Estado cometido en la hermana Patria hondureña. Dicen los militares golpistas de Honduras, y los poderosos voceros conservadores de Washington, que esta operación contra el presidente Zelaya, fue una maniobra pensada en función de destruir la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA).

Una alianza que es un proyecto de paz, de justicia social, de unión solidaria, de democracia participativa con y para las mayorías de nuestros países; y a la vez es un proyecto independentista guiado por liderazgos legítimos de los humildes de hoy.

Este infame golpe, ha sido respondido dignamente por el Pueblo hondureño, enfrentando la represión y demostrando que son dignos herederos del heroico Morazán que, pasados 200 años, aun vigila.

Por ello, en función de la unidad que nos ha convocado desde siempre, y también siguiendo los acontecimientos de estos últimos tiempos, me permito hacerles un llamado de atención.

Compañeros y compañeras: desde mi Gobierno estamos real y profundamente preocupados, por la situación de tensión con la hermana República de Colombia, frente a la instalación de, al menos, siete bases militares norteamericanas en ese entrañable y hermano territorio suramericano.

Queremos denunciar, aquí y ahora, que este hecho es parte de un plan político y militar, orquestado para acabar con el proyecto de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), además de ser la más grande amenaza en este momento histórico, para las infinitas riquezas que yacen en nuestro continente, esto es: el oro negro, nuestro petróleo; el oro azul, las grandes reservas acuíferas; el oro verde, nuestra amazonía.

En los últimos años, hemos denunciado un acoso permanente contra nuestro país y nuestra Revolución Bolivariana, por parte de las elites que dirigen el imperio estadounidense. Nuestro Pueblo ha derrotado, ante el asombro de la opinión internacional Golpes de Estado, saboteos económicos y la embestida de un descarnado terrorismo mediático de alcance nacional e internacional. Hermanos y hermanas de Suramérica: la justificación política y mediática del gobierno de Colombia y los jefes de estas bases militares, son una amenaza concreta a la paz, la independencia y los derechos del Pueblo de Venezuela.

En los últimos días, hemos recibido las manifestaciones de preocupación y de solidaridad de los Pueblos y gobiernos del continente; así como también, de un importante sector de la sociedad colombiana. Creen quienes nos amenazan que pueden detener el curso de la nueva y heroica historia que hoy escribimos en paz: hacernos respetables es la garantía indestructible de vuestros afanes ulteriores por conservarles, dijo José Gervasio Artigas.

Pero, así como hace 200 años, nuestros Pueblos hicieron retroceder el decadente imperio español, hoy contamos con superiores condiciones morales y políticas para neutralizar a estos sectores guerreristas y así garantizar que nuestro continente sea una tierra de paz, sin amenaza militar.

Sería un error grave pensar que la amenaza es sólo contra Venezuela; va dirigida a todos los países del Sur del continente, sentencia el compañero Fidel en sus reflexiones tituladas “Siete puñales en el corazón de América”. Geopolíticamente, estamos al Sur de la hegemonía, y es una realidad que, trascendiendo la tendencia política de los gobiernos del mundo, el problema de la guerra concierne a la humanidad entera.

Nunca nuestras angustias han sido secretas, y de esa verdad eterna dio muestra el Apóstol de América, José Martí, al dejar en 1884, para éste nuestro tiempo, una incógnita vigente: ¿Qué somos, General (Máximo Gómez)? ¿Los servidores heroicos y modestos de una idea que nos calienta el corazón, los amigos leales de un pueblo en desventura, o los caudillos valientes y afortunados que con el látigo en la mano y la espuela en el tacón se disponen a llevar la guerra a un pueblo, para enseñorearse después de él?

No podemos ocultar el clamor de todo el Pueblo colombiano y su deseo de alcanzar la paz en su país. Siete décadas de guerras al interior de Colombia, sólo hallarán resolución en una salida política y negociada que respete las garantías y goce del respaldo de toda Suramérica.

El pueblo de Colombia tiene derecho a la paz. No puede pretender una elite servil, cuyo negocio es la guerra en el hermano país, expandir e imponer su conflicto armado con la pretensión de estigmatizar y desestabilizar a los movimientos progresistas y revolucionarios que de manera legítima, democrática y pacífica avanzamos con los sueños y banderas de los libertadores, a cumplir las tareas aun pendientes de unión, justicia e independencia.

No creemos en una sociedad carente de conflictos, eso sería una entelequia, pero entendemos que estamos llamados a asumir mejores conflictos, a reconocerlos y contenerlos, de vivir no a pesar de ellos sino productiva e inteligentemente con ellos. Sólo un pueblo escéptico maduro para el conflicto, es un pueblo maduro para la paz, parafraseando a nuestro hermano colombiano Estanislao Zuleta.

Y si queremos una paz verdadera, debemos responder a tiempo con claridad y valentía a las necesidades más sentidas de nuestros Pueblos.

Llegó la hora de Suramérica, la hora de UNASUR, confiamos en la capacidad política de nuestra naciente unión para enfrentar en la actualidad esta amenaza, que compromete el porvenir de nuestras repúblicas, el porvenir de nuestros Pueblos y el porvenir de toda la humanidad.

Sigamos, pues, compañeras y compañeros la máxima de Bolívar, constituyamos ese gran Pacto Americano que formando de todas nuestras repúblicas un cuerpo político, presente la América al mundo con un aspecto de majestad y grandeza sin ejemplo en las naciones antiguas. La América así unida, si el cielo nos concede este deseado voto, podrá llamarse la reina de las naciones y la madre de las repúblicas.

Fraternalmente,

Hugo Chávez Frías